jueves, 30 de abril de 2009

Que pueda contar contigo... Penas y alegrías.

Tal vez es que cuando uno pasa sumergido en sus propias preocupaciones, no se da cuenta del daño que puede estar haciendo a quienes lo rodean, a quienes lo observan, no por curiosos, sino por genuina preocupación.

Alguien, que hasta hace un corto tiempo consideraba como muy sabia, me dijo alguna vez: "una tristeza compartida es la mitad de la tristeza, y una alegría compartida es el doble de alegría". Es un consejo que siempre llevo en mi mente y algo que le digo a mis amigos para que sepan que yo siempre estaré ahí, para reír, para llorar, pueden contar conmigo. Como dice la canción "Que pueda contar contigo, como sabes que conmigo siempre puedes... que no cuente la suerte, solo el destino que nos presentó".

¡Y resulta tan fácil compartir las alegrías! Porque se entiende que las alegrías se dan porque algo bueno ha sucedido, o al menos así lo creo yo, tal vez haya sus excepciones... sin embargo, con las tristezas no es tan fácil. ¿Por qué no?

A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas, cuando las circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres, etc... en cualquier caso, cuando se dan cuestiones desfavorables. Excepto por unos cuantos que les gusta hacerse los mártires ante cualquier mínima adversidad que se le venga, ¿a quién le gusta que lo vean mal, que lo vean llorar?

Ah! Llorar para algunos es de lo peor... "Nadie me ve llorar" ¿Por qué? "Es símbolo de debilidad ante los demás". Estoy de acuerdo que no podemos andar por ahí llorando a mares mientras pasamos por la calle, y en definitiva, si vas a llorar con alguien es mejor que sepas con quién hacerlo. Pero a veces nos cuesta abrirnos incluso con nuestros amigos más cercanos, con nuestras parejas, con nuestra familia. En cualquier caso, terminas tragándote tú solo tus lágrimas.

Compartir la tristeza, y eso lo reduce a la mitad. Alguna vez le dije esa frase a un amigo muy politécnico y me salió con la diferenciacion y la integración... pero bueno, eso no viene al caso.
Compartir la tristeza no es tan fácil, porque creo yo, que muchas veces tenemos que procesarla primero. Como me decía mi amigo, el politécnico, cuando la vida te da un golpe, lo primero es recibir el golpe, vivir el dolor, y por ultimo decidir salir del golpe. Después de estas tres etapas es cuando por fin pasa. Hay quienes prefieren pretender que el golpe nunca se dio, pero... tal vez podamos deshacernos momentáneamente del asunto, pero llegará un punto en que regresará con toda su fuerza y nos volverá a golpear. Poner parches no soluciona el problema, hay que tratarlo y eliminarlo. El proceso de asimilarlo depende de la intensidad del golpe y por su puesto, de la persona y su voluntad.

Y en ese proceso, muchas veces nos encerramos dentro de nosotros mismos y no nos damos cuenta que por fuera hay personas que nos ven y debido a su cercanía con nosotros pueden percibir fácilmente que algo sucede. ¿Y qué es lo primero que decimos cuando alguien nos pregunta "¿Qué te ocurre?"? "¡¡Nada!!" Y nos volvemos huraños, andamos tensos, por todo explotamos y en esas explosiones, los que estan cerca resultan afectados.

Y es así hasta que por fin terminamos de procesar el asunto, y llega el momento de sacarlo. Cada uno tiene su manera de hacerlo, y ojalá, con quien hacerlo (sino con quien compartimos?). Por mi parte agradezco infinitamente a esa persona tan paciente. No digo más porque no quiero apuntar, pero podría extender bastante este párrafo.

**Que no sea todo mentira o en su defecto no lo parezca. Que no aumente la ceguera de los que están siempre arriba. Que no haya pasión que no valga. Que no haya mal que cien años dure.
Que pueda aguantar la cordura sin caer de rodillas. Que no cambien a su modo un episodio de historias. Que las buenas voluntades no sean tan diferentes, que yo no siga la corriente, que me lo dices siempre. Tanto control, tanta precaución... Pero sobre todo:
Que pueda contar contigo... Sé que puedo. Sé que estarás ahí. Y sabes que conmigo siempre puedes. Que no cuente la suerte, solo el destino que nos presento.

(** Frases de una canción. Contar Contigo de Enrique Bunbury. Algo modificadas por cierto)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario